Este
espectáculo inicia con leves sonidos de
batería y saxofón, revelando que un grupo de blues ha estado
interpretando su música, la luz amarilla emerge del bar destacándose de
las tinieblas de la noche, esta refleja un
camino caluroso de bienvenida acompañado de un letrero que brilla para las personas que se atrevan a ingresar y
contagiarse con la armonía del jazz buscando a la mujer del vestido amarillo.
De repente, un automóvil se detiene en
este sitio dirigiendo el brillo de sus reflectores hacia tres gatos
de color negro y ojos amarillos que anteponen el misterio de la persona que
llega a este bar, uno de ellos es
seducido por las caricias de una mano femenina que le hace perder el equilibrio
y tropezar, los dos mininos restantes
siguen a esta mujer detenidos tras la intriga que despierta.
La
mujer ingresa al lugar, desciende unas escaleras y enseña un vestido amarillo que llevaba oculto
debajo de un gabán. Esta joven se dirige por un pasillo hacia el salón
principal que es donde se encuentra la banda de blues y jazz. Solo se observa
la silueta verde de estos músicos, en ellos se destaca un hombre de trazos amarillos siendo el saxofonista
de esta agrupación.
Al
aparecer es observada por un hombre que combina el amarillo del vestido que
contemplan sus ojos con el fuego de un
cigarrillo que consume, humeando la figura de esta mujer que se desvanece
con soplos de fugacidad. El hombre del saxofón tan solo
observa y ve como esta mujer en amarillo
se funde con otros colores que aparecen en las bebidas que consumen los espectadores.
Ella despierta miradas de
envidia por parte de otras mujeres y también sonrisas de hombres que hallan sus deseos en la mujer del vestido
amarillo. Un señor de grandes anteojos la estudia, ella se une con el vino
para despertar las más finas fantasías
de este hombre que pinta sus ojos con el
color de su musa pero es detenido
súbitamente por la realidad que se encuentra en su vida, un compromiso con otra
mujer.
El amarillo sigue recorriendo este espacio
y otros hombres la siguen apreciando, saboreando sus bebidas lentamente para
atraer esta figura voluptuosa a su
imaginario. Con su andar seduce, es la
chispa que provoca ese fuego en los hombres, ese que muchas veces lo lleva
los vicios quemando lentamente la vida de los que se exponen a sentirla.
La música es atractiva y ella se deja seducir por un hombre elegante de traje amarillo que se encuentra sentado
pacientemente palpando una copa con
licor del mismo color de su traje. Bailan
y en medio de ellos se encuentra el saxofonista moreno que interpreta su
instrumento con grandeza.
Todos los
hombres que la admiraron ahora reflejan un rostro fúnebre, amores desechados, arrojados a la basura del desprecio,
ahogados por el deseo y el vino de la verdad que impacta los débiles corazones
aprisionados en sus propios sueños.
No hay tiempo para lamentos, la mujer del vestido amarillo sigue bailando
cautivadoramente, el hombre del saxofón empieza a ejecutar de manera imponente su instrumento, fusiona
su vida creando una melodía poderosa capaz de acariciar el alma de la
persona que lo escuche. La hermosa mujer pretendida por todos se ve envuelta
con este armonioso sonido, en sus ojos se observan rastros de tristeza, es
atraída por el músico que con sus notas entra en su interior.
La joven intenta
acercarse a ese hombre, desatarse el vestido amarillo y escapar pero una fuerza
desconocida hace que la mujer siga atada
a esta prenda. Las manos que sedujeron a gatos y hombres intentan
hacer lo mismo con este músico pero este
reacciona apartándola con gran fuerza desde sus adentros, conjurando sus
caricias con un colapso de sentimientos.
La música termina y ella se aparta del
bar, alejándose del hombre elegante y de ese ser particular que la sumergió en la duda, melancolía y reflexión.
Análisis:
la mujer en el vestido amarillo (una diosa enlodada)
El vídeo del músico David Gilmour está
cargado de lenguaje desde que este inicia
a reproducirse, las formas y colores que se encuentran son atractivas,
traspasan los códigos denotativos
establecidos por la sociedad y que
se expresan a través de la comunicación.
Eco[1]
señala que la denotación es la referencia inmediata que el código asigna a un
término en una cultura determinada. Con esta afirmación se puede empezar a
pensar que la denotación maneja un carácter arbitrario y con ello se abren las
posibilidades de encontrar nuevas salidas a una comunicación más trasparente.
Comprender el color implica reconocer la
historia que se desprende en cada tonalidad y saber que el hombre puede hallar
un gran número de interpretaciones que se exponen a pensamientos objetivos pero también a la
subjetividad humana. Goethe ha sido un estudioso del color, con su ensayo “La teoría de los colores” ayudará a
conocer los significados del tinte amarillo que se encuentran en el vídeo, este
escritor afirmó en 1950 que [2]
“todos los colores podían contenerse entre dos polos: el amarillo y el azul”
De este enunciado se originan ideas de la
importancia que tiene el color amarillo en el hombre, color que evoca la luz
imponente de un sol que esparce rayos de vida en nuestro planeta; la tierra
proporciona grandes pigmentos amarillos haciendo de este un símbolo que juega a
contradecirse pues así como representa la luminosidad, también se convierte en
la desolación de los desiertos, el debilitamiento del hombre a causa de las
enfermedades comparándola con su definición etimológica proveniente del latín: amarus, que significa amargo
caracterizando las enfermedades vinculadas a la bilis.
En Egipto este color representaba
transformación, el camino de los dioses y su inmortalidad, a su vez también se
asociaba con el poder, pues el mismo oro que cubría la grandeza de sus faraones
era ese mismo elemento brillante del que estaban hechos los dioses. Los primeros rastros de amarillo que se
observan en el vídeo aparecen una panorámica exterior del atrayente bar, la luz
que refleja es una metáfora de sol que hace una invitación al hombre para
abordar sus caminos luminosos y encontrar esa verdad de la que se ocultan
muchos hombres. Line Martin (2005) afirma:
“para las culturas polinesias, el amarillo es
un color de esencia divina que en encarna en la cúrcuma.
En varias lenguas de esos lugares el término amarillo procede directamente del nombre de la planta. La cúrcuma es el alimento de los dioses.” (Pág. 62)
Con ello
se puede comprender que el amarillo que aparece iniciando el vídeo es
una invitación a consumir ese alimento de los dioses que proporciona la verdad
y aparta la oscuridad que se puede hallar en el hombre.
Los
gatos negros que aparecen en el vídeo evocan
grandes supersticiones, en este caso acudiremos al significado maligno que se
les atribuía a estos animales. desde la edad media llevaron un rotulo que los asociaba con el demonio,
siendo amigos de las brujas, la mujer del vestido amarillo despierta gran
afinidad con estos felinos a tal punto de acariciar a uno de ellos.
La mujer ingresa al bar, se desprende
del gabán y exhibe su vestido amarillo, con dicha acción despierta el interés
de todos los hombres que dirigen su mirada arrastrando sus ojos en ella. Para
Goethe (1950) “el amarillo es un color atrayente, se
encuentra en el polo positivo y significa luz, claridad, fuerza, cercanía y
atracción” a su vez, Rubio M.
(2005) señala “en China, el color amarillo es el del emperador. Asociado al
renacimiento, simboliza el centro de la tierra” (pág. 61) con estas afirmaciones se puede derivar la
importancia de este pigmento en el desarrollo de la historia.
Sin embargo, debido a su ambivalencia, el
amarillo representa significados contrarios a los que se han señalado
anteriormente, también se le asocia con la
indecencia, cobardía, engaño y traición, usándose en hospitales y barcos como
señal de enfermedades. Tornquist J. (1999) lo define de muchas
formas, entre ellas se destaca estas marcas que ha tenido el pigmento amarillo:
“cuando se ensucia pierde de
inmediato el esplendor y así en la Alemania medieval se convirtió en el color
de las prostitutas, obligadas a usar pañuelos y zapatos de este color, amarillo
era el color con el que se señaló a los hebreos el tercer Reich, Judas fue
representado con vestiduras amarillas y aquí tuvo inicio la mala fortuna de
este color en la cristiandad: el color de la envidia, de la falta de
sinceridad, de la hostilidad y de las prostitutas” (Pág. 264)
En el vídeo de David Gilmour se asocia
perfectamente con la descripción que realizó Tornquist de este color, interpretándolo como una forma de corrupción
en la que se encontraba esta voluptuosa mujer pues todos los hombres la
deseaban, el color de los dioses es
enlodado por una fémina que pierde su divinidad.
Ella despierta las pasiones de hombres que
también lucen su propio color, es por eso que en el vídeo se observan mezclas
imperfectas del amarillo con el verde que
Tornquist J. (1999) describe de la siguiente manera:
“combinados
los dos señalan desorden y locura. Está
combinación se encontraba en las prendas de los locos y en el uniforme de los
bufones de la corte, amarillo verde se usaba para pintar los asilos de los
locos en los manicomios” (Pág.
265)
Es así como la mujer del vestido amarillo
mezcla su vida con los placeres de la materialidad que le ofrece el color que
llevaba como insignia dejando a un lado los valores espirituales que se
atribuyen a esta tonalidad. Es por eso que al encontrarse con el hombre del
saxofón que reflejaba esas riquezas que
perdió, siente deseos de acudir a su refugio, las miradas de tristeza
están presentes en esta hermosa mujer
que intenta escapar de ese vestido manchado en el que ha expuesto su vida pero no lo consigue, al intentar acariciar a este
hombre comprende que no puede tener algo que ya se ha fugado…su dignidad.
REFERENCIAS
Gilmour
D. (2015) Rattle That Lock, The girl
in the yellow dress,Columbia
Records.
Eco
U. (1950) La estructura ausente. Introducción
a la semiótica. Ed. Lumen, Barcelona,
Pág. 81
Goethe
J. (1950) Esbozo de una teoría de los
colores, Ed. Aguilar, Madrid, 1950 Pág. 496
Rubio
M. (2005) Colores, historia de su
significado y fabricación, amarillo, Ed. Gustavo Gili, Barcelona Pág. 61-62
Tornquist
J. (1999) Color y luz, teoría y práctica, los colores como símbolo, Ed.
Gustavo Gili, Barcelona, Pág. 264-265
[1]
Eco U. (1950) La estructura ausente. Introducción a la semiótica. Lumen, Barcelona, Pág. 81
[2]
Goethe J. (1950) Esbozo de una teoría de los colores, Aguilar, Madrid, 1950
Pág. 496
Dogville es una película que
expresa la crueldad del hombre,
la transformación de lo puro a lo oscuro en un laberinto de intereses donde
cada persona buscará saciar sus deseos sin importar las fisuras que se
ocasionen sobre otro ser. En este pueblo
se presentarán disputas entre lo bueno y
lo malo, la corrupción de los sentidos, una
mirada estrábica para la pureza e inocencia, el olor del pecado se
impregna en cada espacio demostrando que
el espíritu puede inhalar la maldad, corromperse, pero también
descomponer a otros, exhalando
los vicios que se han vuelto parte de las personas. Los oídos son sordos ante los gritos de injusticia que reclama una
mujer maltratada y por último, el sentido del tacto como un sueño de conquista
de lo material, de poseer al otro,
entrar en su carne y resquebrajar las ilusiones.
En la parte inicial se observa el
pequeño pueblo de Dogville desde una
panorámica superior, esta vista se asocia al juego de la golosa en el que cada
espacio ocupa un lugar importante para el desarrollo del relato y en el que
pareciese que una tiza fuese la artífice
de la formación de los mundos, con ella se dividen los límites de cada personaje
de acuerdo a la forma que llevan su vida. La escenografía cuenta con un árbol
seco que aparece en varias ocasiones y
se interpreta como los rastros de lo que es la comunidad, un
tallo sin ramas, ni frutos que brindar a los demás, escasez de valores y la
pérdida de sentidos por florecer. El
sonido aparece en esta historia sin importar
que no se cuente con el objeto que lo produce, se escuchan
puertas inexistentes a los ojos del espectador, pero que son recreadas
en la mente gracias al oído de cada
persona. También existe un perro que
carece de contextura corporal pero se puede formar a partir del sonido de sus ladridos.
Arbustos sin forma que reproducen un gran número de significantes en las
personas que observan está película.
Dogville parece un lugar tranquilo para vivir, donde se respeta la democracia,
presentándose solida inicialmente
pero con el transcurso del relato surgen grietas que despiertan la lucha
del interés personal de cada habitante. La protagonista de esta historia
se llama Grace, una mujer que encarna la utopía del hombre
por alcanzar un mundo mejor, en ella se ven reflejados grandes valores como la
paciencia, la amabilidad y el espíritu activo
de una joven que sin importar sus pocos conocimientos para desempeñarse
en un trabajo se esfuerza por aprender, sin embargo; también se percibe la docilidad humana, una libertad enjaulada y una
boca que solo se quiebra para obedecer a los demás. Ella
tiene una mirada esperanzadora de la sociedad, aparece en el pueblo escondiendo su pasado, con la ilusión de
encontrar un lugar para vivir en paz, lo
que no se imagina es que es ese sitio
cambiará su forma de pensar,
transformándola en una mujer que
destila rencores, su utopía se ahoga en un diluvio de sangre que le espera
a este pequeño pueblo.
Ahora bien, los habitantes de
Dogville tienen máscaras
de generosidad que son retiradas
cuando se enteran por medio de carteles que Grace es buscada. En los rostros de cada uno se enseñaran las manchas de maldad que llevan consigo,
con esta situación Grace padecerá el oportunismo de cada residente que
se aprovechará de las circunstancias para satisfacer sus deseos como es el caso
de los hombres que reproducen su
instinto carnal abusando de
ella.
El primero en cometer este acto
fue Chuck, en él se representa el sueño de todo emigrante: dejar sus tierras
con la esperanza de un futuro mejor, pero al arribar se encuentra con las
mismas dificultades que presentaba en su lugar de origen, es por eso que esa ilusión se evapora y se desprenden resentimientos por la esperanza
que producía Grace, el deseo y el odio se mezclan en la violación. La figura del niño ha perdido su inocencia, es
transformada en un ser caprichoso, manipulador, dejando la evidencia de una
sociedad corrompida, con ausencia de
valores que parten desde la propia familia.
Olivia es presentada como una mujer de escasos
recursos, configura el ascenso de las clases bajas al poder y el mal uso que
estas pueden ejercer tras el olvido de
lo que en un momento fueron, ignorando
las desgracias de otros. Olivia olvida, Olivia cuenta con suerte pero no con un
corazón generoso que rescate a las personas que necesitan romper las
injusticias.
Por todos estos hechos Grace intenta escapar sin que nadie se entere pero las manzanas que representan el pecado del pueblo no permitirán que se
realice esta fuga. Hallará más dolor siendo encadenada como un animal. Thom
fue la única persona que quiso ayudarle
pero este permaneció atormentado tras no
poder poseer el cuerpo de Grace que tanto anhelaba. Deseaba ser escritor pero
contaba con poca dedicación, la pereza es un factor que lo limitó, en toda
la historia no se observa que haya
querido sobresalir, tan solo aguardó a que el tiempo jugará las cartas por él.
Thom, el hombre de la duda, es quién entrega a Grace a los mafiosos, con esta
acción se terminan los infortunios de
una joven a la que le quebraron sus
esperanzas de la misma forma que las figuras que coleccionó. Aparece la luna en Dogville y con ella una luz que aparta la
oscuridad en la que se encontraba el lugar.
La gran sorpresa es que esta
joven es la hija del mafioso y pese a que su padre tiene el rotulo de
maldad, él se presenta en el momento
preciso para ayudar a ejercer un juicio sobre este pueblo.
Ahora, reconociendo el pasado de
la protagonista de esta historia, el papel de
Grace puede interpretarse de diferentes formas, una de ellas es su personificación como naturaleza: con su ayuda
a los hombres es vital pues es la generadora de vida
aunque, de estos seres solo recibe abusos resaltando la pérdida de la conciencia humana que acaba
lentamente con ella y desencadena su furia. No hay tiempo para lamentos, toda esa
crueldad será la razón que extermine
al mismo hombre. Por otro lado,
Grace puede ser la representación de un mesías que llega al mundo a ser
parte de él, este mesías cree en el hombre pero termina crucificado por los
pecados que se encuentran en todos los hombres.
Solo el juicio final separará a
la justicia de la injusticia. El rojo del poder bañara la luna con
sangre y está será el espejo de
una ciudad de perros.
El hombre en el transcurso de la
historia ha usado su imaginación para pensar en otras posibilidades de ver el
mundo, de vivirlo. Gracias a este enriquecedor ejercicio se han gestado grandes
avances que ayudan a este a alcanzar una
vida más placentera, ahora bien, es oportuno aclarar que esta
imaginación no solo ha sido un instrumento generador de placer, también ha
causado potentes sufrimientos para la humanidad, todo depende de la persona que
lleve el As del poder bajo la manga y use está herramienta a favor o en contra de los demás.
Con la imaginación se han
construido grandes imperios pero a su vez se han destruido lugares enteros,
verbigracia de ello es el uso de armas para dominar al ser que es diferente,
exterminarlo como sucedió en las famosas guerras mundiales y muchas otras que
el hombre desconoce o arroja de su habitación de recuerdos. Ante todas estas
acciones que se ha llevado el pasado y se edifican en el ahora, es importante destacar ese ejercicio que emanó la
sociedad que hoy representamos, de la que hacemos parte: EL ACTO DE IMAGINAR
Palabra que se escucha desde el
génesis de nuestros tiempos, acuñada erróneamente a pocos, detonante del núcleo del arte, de la inspiración de los
poetas, de los pintores y todos los hombres que han encendido una luz
hacia las nuevas formas de contemplar la
vida, ya sea alabándola o destruyéndola.
La imaginación, como resalta el
filósofo francés Gaston Bacherlad “se
centra en la miniatura, los valores se condensan y enriquecen” (1957) se deduce
que para desarrollar grandes cosas y
ejercer una vida enriquecedora, se debe construir el espacio, observando los
pequeños detalles, como lo haría un detective que para llegar a encontrar la
respuesta de su caso debe reunir todas las pistas que encuentra a su paso y
armar ese rompecabezas de lo micro para poder generalizar y resolver sus
planteamientos.
Por ello, es necesario valorar
cada elemento que se tiene en el espacio, pensar que somos una miniatura y este
mundo es un laberinto que arroja grandes pistas, estas viven entre nosotros,
esperando esa mirada que despierte al gran soñador de pasiones escondidas que
se esconde en cada corazón hacedor de ilusiones.
Escrito elaborado después de leer
el capítulo “miniaturas” del libro “la poética del espacio” (1957) del
escritor Francés: Gaston Bacherlad
El rincón es un espacio en el que
cada persona puede encontrarse, conocer los significados que lleva en
su vida y reconocer grandiosos recuerdos de acuerdo a los espacios donde
habitó. Lastimosamente, este recinto del saber ha estado sellado por el hombre
debido a las representaciones que la sociedad le ha otorgado a ese lugar.
Así es, desde pequeños se ha
tenido la mirada del rincón como un sitio de castigo, en el que no hay
posibilidades de diversión, es un espacio en el que habitan pocos elementos,
estos, los menos deseados para el ojo del hombre y por ello se hace necesario
seleccionar los contenidos de la vida en cada persona, procurando dejar en
espacios visibles todas las cualidades que el hombre tiene o en su defecto:
maquilla
¿Y en el rincón? -En el rincón se pueden dejar los defectos de
cada persona, ocultarlos sin tener plena conciencia que estos en algún
instante crecerán y se afianzarán de mayores espacios de la vida.
Posteriormente, no se podrán ocultar tras recorrer el ser y extraer esas
máscaras que se han instalado, encadenando la esencia de lo humano: el bien y
el mal.
Por ello, es importante detener
la rutina que se encuentra en cada hombre,
otorgar momentos a la reflexión de lo que somos y lo que habitamos. El
rincón se puede ver como una zona que pocos quisieran habitar pero si empezamos
a pensar que en esa área desolada, silenciosa y despreciada, hay un refugio de
gran exclusividad en el que se hallarán los recuerdos de lo que en verdad
somos, esa parte humana con semillas de sabiduría que en el silencio alienta a
cada alma a mejorar, despertar y
desintegrar los fragmentos de mentiras y de odios que se encuentran atrapados
en el cuerpo por la vaga necedad de complacer a otros.
(Pensamientos a la luz después de
leer un fragmento de “La poética del espacio” del filósofo francés: Gaston
Bachelard)