Primero viajarás al calor de tu hogar,
El pueblo que visitarás, estará en tu recinto,
Caminarás y tus huellas no estarán atadas a las fotos,
Estarán en un corazón que decorarás con finas hierbas.
Para entrar, andarás descalzo y sin hablar,
Zarparás, dejando atrás las vanidades e insolencias,
Y tu orgulloso narciso no lo volverás a hallar,
Reposarás con un alma sin lugar, ni apariencia.
Sin afán de explorar otras tierras,
Acudirás a la raíz de tus venas,
Y tu cuerpo, será el único amuleto,
La gran ruta del viajero nace adentro.
Destruirás los circos del viajante y sus encuentros,
Olvidarás la naturaleza de tus muertos,
El milagro del respiro sin pretender otros sueños,
Infinito retorno al fuego de mi hogar, de mis suelos.