Posar segundos en su mirar, fuerza sin rumbo, fuego profundo,
Perder el hilo de los latidos, furor de sombras
deshabitadas,
Presagios que se anidan en los libros, suspendidos
al polvo del olvido,
Pasos sin lazos, caen a pedazos en la
ingravidez de los recuerdos.
Temblor de frases maltrechas, colgadas en
altares de barro,
Caída de mundos aparentes, enigmas que se
alteran en un credo,
Su corazón es un amplio refugio para las fantasías,
para diluvios sin heridas.
Morada de tiempos inconexos, de paisajes
sin finales y sueños eternos.
Descanso en su cálido abrazo, donde las
horas son olas sumergidas en afectos,
Extraño defecto de ovillarlo todo en el pecho,
inútiles palabras cuando no las desprendo,
Cuando solo danzan desterradas al desierto del
lamento.