Rompe las dudas, dame certezas,
los necios ruidos que se despiertan,
hunde el quebranto que me sustenta,
del polvo al hilo de la apariencia.
Hazme pequeño, quita el espanto,
del jugo agrio de las grandezas,
de las caricias déjame huellas,
y las palabras que abren estelas.
Pierde mi rastro del cruel engaño,
no me abandones entre las guerras,
que se cultive la fiel proeza,
siempre en camino de tu presencia.