Jugar con la palabra y
desprenderla,
Oír la voz de un Dios en cada
letra,
Crear con devoción atado a ella,
Ardor, clamor y honor son sus secuelas.
El signo del dolor hace presencia,
Cubriendo
así la herida en tinta negra,
Partiendo
a las orillas de la hoja muerta,
Cantar
sin ilusión, perdiendo así la guerra.
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