La tímida gota que se esconde entre las hojas,
Pierde
sus ecos en el silencio tras el fuerte diluvio,
De
las palabras procesadas con plástico y asfalto,
Pintando
en el futuro la gris esperanza,
De
un cielo sin rumbo que en sus aires grita,
El
sol se hace humo con el fuego carcelero de los años,
Ver
el lodo como altar de los sepulcros lejanos,
Y
el porvenir sin verdes frondosos que en su pureza ha cesado,
las
raíces podridas de la Bogotá de antaño,
Creciendo
sin rumbo, perdiendo su encanto,
descalza
ante el mundo, marchita en sus prados,
camina
al diluvio, camina sin llanto,
esta
es la divina esperanza, la de las aguas escasas,
La
del beso de Judas.
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