domingo, 25 de mayo de 2014

Carnicero del deseo.

Corro y recorro su piel, desgarro sus latidos en una noche fría, la luz de la luna y su despertar, sangre fluyendo en las calles de una ciudad oscura donde los espectadores se callan, donde habitan marañas. Una pausa y el sudor de mis manos delatan al carnicero del deseo, la píldora del enfermo, el demonio liberado en los pasadizos eternos...

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