JA
viernes, 23 de mayo de 2014
Tarde corrida
En el frío de la tarde, las canciones se enredan entre oídos
diversos que hoy sangraron con las palabras malditas del vecino, del amigo, del enfermo y el habitante
de la calle que acompaña al ruiseñor de los versos.
Se abre el cajón de los recuerdos y se encuentra una mezcla multicolor entre imágenes, libros, escritos diversos. Se resalta una flor, esa pequeña flor estaba absorbida por el poder del encierro, abre sus pétalos cuando es llevada a la cima de los intelectuales, su color naranja se apodera de la tarde
y hace opacar al Dios sol que lleno de irá se oculta de prisa y la flor, esa pequeña no se marchita,
no se rompe ni sé olvida, es el símbolo del acierto, de dos rutas a la deriva, una con mas huecos que la otra, pero con certezas y poderes místicos que acompañan la alucinación de los artistas, que vuelven eco sus recuerdos. La memoria no se borra, no se olvida el aroma de las personas queridas.
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