El hombre en el transcurso de la
historia ha usado su imaginación para pensar en otras posibilidades de ver el
mundo, de vivirlo. Gracias a este enriquecedor ejercicio se han gestado grandes
avances que ayudan a este a alcanzar una
vida más placentera, ahora bien, es oportuno aclarar que esta
imaginación no solo ha sido un instrumento generador de placer, también ha
causado potentes sufrimientos para la humanidad, todo depende de la persona que
lleve el As del poder bajo la manga y use está herramienta a favor o en contra de los demás.
Con la imaginación se han
construido grandes imperios pero a su vez se han destruido lugares enteros,
verbigracia de ello es el uso de armas para dominar al ser que es diferente,
exterminarlo como sucedió en las famosas guerras mundiales y muchas otras que
el hombre desconoce o arroja de su habitación de recuerdos. Ante todas estas
acciones que se ha llevado el pasado y se edifican en el ahora, es importante destacar ese ejercicio que emanó la
sociedad que hoy representamos, de la que hacemos parte: EL ACTO DE IMAGINAR
Palabra que se escucha desde el
génesis de nuestros tiempos, acuñada erróneamente a pocos, detonante del núcleo del arte, de la inspiración de los
poetas, de los pintores y todos los hombres que han encendido una luz
hacia las nuevas formas de contemplar la
vida, ya sea alabándola o destruyéndola.
La imaginación, como resalta el
filósofo francés Gaston Bacherlad “se
centra en la miniatura, los valores se condensan y enriquecen” (1957) se deduce
que para desarrollar grandes cosas y
ejercer una vida enriquecedora, se debe construir el espacio, observando los
pequeños detalles, como lo haría un detective que para llegar a encontrar la
respuesta de su caso debe reunir todas las pistas que encuentra a su paso y
armar ese rompecabezas de lo micro para poder generalizar y resolver sus
planteamientos.
Por ello, es necesario valorar
cada elemento que se tiene en el espacio, pensar que somos una miniatura y este
mundo es un laberinto que arroja grandes pistas, estas viven entre nosotros,
esperando esa mirada que despierte al gran soñador de pasiones escondidas que
se esconde en cada corazón hacedor de ilusiones.
Escrito elaborado después de leer
el capítulo “miniaturas” del libro “la poética del espacio” (1957) del
escritor Francés: Gaston Bacherlad
No hay comentarios.:
Publicar un comentario